Todo me cuesta mucho esfuerzo, es como si estuviese arrastrando un fardo pesado.
Todo cuanto intento iniciar me cuesta mucho. Tal vez sea por la tarea en si o tal vez sea porque no mi ser no está en sintonía con la tarea, pero al fin y al cabo mi sensación es de cansancio.
Y lo curioso, es que Yo ya considero que es mi situación habitual, mi forma de vivir, creo que no sabría vivir sino estuviese emocionalmente cansado. Me he acostumbrado tanto a ello que no sabría hacerlo de otra forma.
Tal vez sea que me he acostumbrado a llevar cargas sobre mí, por eso ansío la sensación de libertad, de volar, sentirme sin ataduras, sin la sensación de que lo que haces no agrada a alguien y te lo puede recriminar o de que no llegas a hacer las cosas como tienen que estar hechas.
No significa esto que haga las cosas bien, es muy probable que estén mal por han pasado por la trituradora de mi cansancio y desesperanza. Es muy posible que no estén bien, así que a qué quejarme, al fin y a la postre no están bien hechas.
Me llaman la atención estos círculos viciosos…
Yo quiero encontrar mi lugar, el lugar en el que lo tenga dentro, si lo encontrase, tiene sentido, el lugar donde lo que uno es tiene valor para los demás y para mí mismo, ese lugar en el que uno encaja a la perfección porque está hecho para ti. Ese lugar lo ansío con todas mis ganas.
También echo de menos el amor, con la mano en el corazón, reconozco que no lo tengo. Sé que existe, que está muy cerca pero no lo tengo conmigo, tal vez llegue. Tal vez sea unas semanas o unos meses antes de morir y entonces en ese momento ansíe un poco más de tiempo para expresarlo y decir eh!, lo tengo, ven comparte, mira que es para ti también, mira que la vida es diferente con los ojos de ese amor. Yo reconozco que no lo tengo, pero se profundamente q que existe.
Reconozco mi falta de fortaleza, mi dificultad para tomar decisiones, mi sensación de inseguridad continua, mi falta de saber que quiero y de decidirme por un camino desde el corazón… ninguna de esas cosas las tengo, así que muchas veces me pregunto ¿Qué tengo? ¿Qué vale dentro de mí?
Los que están cerca y me quieren dicen que ven la obra de Dios en una persona, que cuando ven lo que me ocurre, lo que digo, lo que siento, en el fondo ellos mismos necesitan cuidarme y con ello se manifiesta la obra de dios en mí. Pero a mí me parece volver a un sin sentido porque al final yo sigo inmerso en mi incertidumbre, mi inseguridad, mi falta de decisión y mi desesperanza. Tal vez si fuese cierto sería un consuelo, pero incluso para eso necesitaría tener la certeza de que eso es lo que quiere Dios de mi, y no lo entendería porque para que tenerme como una hoja al viento, sin paz…
Creo que es momento de dar un pequeño paso adelante, y lo doy porque sé que nada está oculto a los ojos de Dios, ni uno solo de mis pensamientos, deseos, dudas, frustraciones, experiencias están ocultas. De hecho creo que cuando todo pase, cuando ya no estemos aquí, ni una sola de estas cosas estará oculta a los ojos de los otros, así que en cierto modo no es sino comportarse de forma real, tal y como realmente el espíritu es.
Bien es cierto que la paz del espíritu proviene cuando uno es aceptado, cuando se siente que tiene valor haya hecho lo que haya hecho, que lo que ha llevado tras de sí ya no importa y lo que importa es uno mismo. Y esta es la gracia de Dios que ve más grande a sus hijos que a las equivocaciones que hayan cometido. Para mí este es parte del misterio de andamos siempre buscando y que no queremos aceptar, que nosotros tenemos un altísimo valor para Dios, que nos amo porque lo que somos, por nosotros mismo. Nos cuesta mucho aceptar esto, de ahí la confusión del pecado, porque el pecado, las culpas, los miedos, las dudas,… todo ellos nos aparta de la verdad de que nosotros, y no nuestras obras es lo que Dios ama especialmente.
Estoy plenamente convencido de que hay mucho mas, pero yo no llego a conocerlo, mi inteligencia y mucho menos mi corazón llega a aprehenderlo, a hacerlo mío. Porque Yo también creo en las obras de los hombres que le dignifican y le hacen grande frente a los demás y ante Dios, pues por sus frutos conoceréis el árbol. Pero Dios ha reservado su mayor amor para los más débiles, para los que necesitan que se les tenga en brazos, que se les cuiden que sepan que valen hagan lo que hagan.
¿Como Dios conjuga todo esto? Amigos míos esto pregúntenselo a él.
La paz de Señor sea con vosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario