domingo, 27 de junio de 2010

El premio de Dios

Si mirase hacia adentro, en muchos momentos vería que una parte de mi corazón se queja continuamente.

Unas veces porque miramos a las equivocaciones que hemos cometido, otras veces inundados por el miedo a nuestra propia sensación de impotencia, en otras porque tenemos duda de si tendremos la fortaleza suficiente para salir de una u otra situación y en muchas de ellas le preguntamos a Dios porque me encuentro así, porque me has abandonado.

Y en el fondo, la pregunta tiene toda la razón del mundo, el mismo Jesús se lo preguntó antes de morir. Tal vez a Dios le agrada dejarnos sentir solos por un momento para probarnos, para que nuestro amor se entregue total y ciegamente a él.

Creo que en el fondo él nos busca más a nosotros más que no nosotros a El que nosotros somos su premio. La biblia lo dice, "mira que yo llamo a tu puerta", y si lo hace no es como advertencia sino para decirnos la verdad. Que nos busca, que somos su premio, que nos quiere cerca de él.

Bien es cierto que nada acontece en el corazón del hombre sino es con nuestro consentimiento, pero ¡como me gustaría saber cómo abrir el corazón!, saber ver el momento preciso en el que llaman a las puertas de tu corazón y saber también aceptarlo.

En verdad, que Dios ha de ser admirable a nuestros ojos, que todo lo que nuestro corazón vea será entonces asombroso y sorprendente pues va más allá de lo que nuestro corazón está acostumbrado a ver y sentir. Por eso, creo en un Dios que me busca constantemente, y siento pena no por no poder corresponderle, pero Yo en el fondo admiro profundamente ese Dios que me busca, ese Dios que considera que estar cerca de él no es sino su propio premio, su ganancia porque vuelvo a él.

Dios mío, cuanto cambia esto la realidad que nos han enseñado desde pequeños, lo que nos han inculcado en nuestro corazón, esa realidad en la que tenemos que ser y estar siempre limpios a los ojos de Dios. Pues bien, Dios sabe mejor que nosotros que no somos limpios a sus ojos, que ninguno de los nosotros lo es y sin embargo nos busca constantemente. Esta es su GRANDEZA, que Dios nos busca estemos donde estemos.

Acaso no sale a buscar su oveja perdida.

Acaso no se alegra cuando viene su hijo prodigo perdido durante mucho tiempo.

Así es el amor de Dios, que nos ama sobre todos nuestras faltas y debilidades, un Dios para el que nosotros somos su premio.

Que dios con toda su gracia nos abra el corazón a la sabiduría de su amor

lunes, 14 de junio de 2010

Dios te ama por lo que eres

Todo me cuesta mucho esfuerzo, es como si estuviese arrastrando un fardo pesado.

Todo cuanto intento iniciar me cuesta mucho. Tal vez sea por la tarea en si o tal vez sea porque no mi ser no está en sintonía con la tarea, pero al fin y al cabo mi sensación es de cansancio.

Y lo curioso, es que Yo ya considero que es mi situación habitual, mi forma de vivir, creo que no sabría vivir sino estuviese emocionalmente cansado. Me he acostumbrado tanto a ello que no sabría hacerlo de otra forma.

Tal vez sea que me he acostumbrado a llevar cargas sobre mí, por eso ansío la sensación de libertad, de volar, sentirme sin ataduras, sin la sensación de que lo que haces no agrada a alguien y te lo puede recriminar o de que no llegas a hacer las cosas como tienen que estar hechas.

No significa esto que haga las cosas bien, es muy probable que estén mal por han pasado por la trituradora de mi cansancio y desesperanza. Es muy posible que no estén bien, así que a qué quejarme, al fin y a la postre no están bien hechas.

Me llaman la atención estos círculos viciosos…

Yo quiero encontrar mi lugar, el lugar en el que lo tenga dentro, si lo encontrase, tiene sentido, el lugar donde lo que uno es tiene valor para los demás y para mí mismo, ese lugar en el que uno encaja a la perfección porque está hecho para ti. Ese lugar lo ansío con todas mis ganas.

También echo de menos el amor, con la mano en el corazón, reconozco que no lo tengo. Sé que existe, que está muy cerca pero no lo tengo conmigo, tal vez llegue. Tal vez sea unas semanas o unos meses antes de morir y entonces en ese momento ansíe un poco más de tiempo para expresarlo y decir eh!, lo tengo, ven comparte, mira que es para ti también, mira que la vida es diferente con los ojos de ese amor. Yo reconozco que no lo tengo, pero se profundamente q que existe.

Reconozco mi falta de fortaleza, mi dificultad para tomar decisiones, mi sensación de inseguridad continua, mi falta de saber que quiero y de decidirme por un camino desde el corazón… ninguna de esas cosas las tengo, así que muchas veces me pregunto ¿Qué tengo? ¿Qué vale dentro de mí?

Los que están cerca y me quieren dicen que ven la obra de Dios en una persona, que cuando ven lo que me ocurre, lo que digo, lo que siento, en el fondo ellos mismos necesitan cuidarme y con ello se manifiesta la obra de dios en mí. Pero a mí me parece volver a un sin sentido porque al final yo sigo inmerso en mi incertidumbre, mi inseguridad, mi falta de decisión y mi desesperanza. Tal vez si fuese cierto sería un consuelo, pero incluso para eso necesitaría tener la certeza de que eso es lo que quiere Dios de mi, y no lo entendería porque para que tenerme como una hoja al viento, sin paz…

Creo que es momento de dar un pequeño paso adelante, y lo doy porque sé que nada está oculto a los ojos de Dios, ni uno solo de mis pensamientos, deseos, dudas, frustraciones, experiencias están ocultas. De hecho creo que cuando todo pase, cuando ya no estemos aquí, ni una sola de estas cosas estará oculta a los ojos de los otros, así que en cierto modo no es sino comportarse de forma real, tal y como realmente el espíritu es.

Bien es cierto que la paz del espíritu proviene cuando uno es aceptado, cuando se siente que tiene valor haya hecho lo que haya hecho, que lo que ha llevado tras de sí ya no importa y lo que importa es uno mismo. Y esta es la gracia de Dios que ve más grande a sus hijos que a las equivocaciones que hayan cometido. Para mí este es parte del misterio de andamos siempre buscando y que no queremos aceptar, que nosotros tenemos un altísimo valor para Dios, que nos amo porque lo que somos, por nosotros mismo. Nos cuesta mucho aceptar esto, de ahí la confusión del pecado, porque el pecado, las culpas, los miedos, las dudas,… todo ellos nos aparta de la verdad de que nosotros, y no nuestras obras es lo que Dios ama especialmente.

Estoy plenamente convencido de que hay mucho mas, pero yo no llego a conocerlo, mi inteligencia y mucho menos mi corazón llega a aprehenderlo, a hacerlo mío. Porque Yo también creo en las obras de los hombres que le dignifican y le hacen grande frente a los demás y ante Dios, pues por sus frutos conoceréis el árbol. Pero Dios ha reservado su mayor amor para los más débiles, para los que necesitan que se les tenga en brazos, que se les cuiden que sepan que valen hagan lo que hagan.

¿Como Dios conjuga todo esto? Amigos míos esto pregúntenselo a él.

La paz de Señor sea con vosotros.


viernes, 11 de junio de 2010

Acabo de comenzar mi direccion espiritual. Curiosamente no es lo que uno piensa desde fuera, algo que es de gente extraña, fuera del mundo, llevados porque no se adaptan a él.
Mas bien diría que para mi es mas una busqueda de uno mismo y de lo que habita dentro mi.

Cierto es que todos lo que buscan esta direccion tal vez no esten plenamente adaptados, y en el fondo quien lo está. Lo cierto es que creo que para cambiar, necesitamos una transformacion profunda, que nos sane desde lo mas profundo de nuestro corazón, y para ello, es necesario abrir el corazón y sacar todo lo que hay dentro.

En el fondo no ocurre nada, no hacemos sino que hacer lo que nuestra propia naturaleza nos pide como si de un impulso esencial e irresistible se tratase. Y digo bien "irresistible" porque en realidad nada esta oculto, todo esta a la vista de Dios, y todo, a la muerte, esta a la vista de los demas, así que ¿para que esconderse en uno mismo?, para que intentar ocultar lo que en el fondo no puede ser ocultado.

Doy gracias a Dios porque me ha buscado una persona con la que poder hablar, una persona de la que tengo la sensacion que puedo compartir lo que subyace en mi corazón.

Te doy gracias padre por estar conmigo, y a ti mi amigo, mi rey por acompañarme y tratarme como tal, como un amigo.

viernes, 4 de junio de 2010

De dios y los hombres

De Dios proviene el amor precioso, aquel que ve mas alla de nuestras acciones, de nuestros miedos, de nuestras inseguridades, de nuestras ofensas a Dios, a los que nos rodean y a nosotros mismos.

Pero Dios ha querido que compartamos como hermanos, que estemos el uno en el otro. Nos ha hecho de una naturaleza que nos hace importantes no solo para él sino para el resto de nuestros hermanos. Pues provenimos del mismo padre.

Asi, aunque Dios todo lo tiene perdonado antes de que ocurra pues ya lo conoce, el perdon del nombre viene del perdon a sí mismo, del perdon a Dios y del perdon a los hermanos que tenemos cerca.

No podemos llegar a la paz de Dios si albergamos resentimiento, odio, deseo de venganza contra el que nos ha ofendido, pues eso mismo nos esclaviza y no permite que el amor de Dios florezca en nosotros. Nosotros mismos construimos nuestra propia carcel dentro de nosotros, encerrados en nuestro rencor.

Aquel que se libera, lo hace de si mismo, y de todo lo que en su corazón mora, de todo lo que le aprisiona.

Le pido a mi padre que nos enseñe a romper con las ataduras que moran en nuestro corazón para que podamos ser libres ante nosotros mismos, ante los demas y ante Dios.