Dedicado a Dios a su busqueda.
Todos buscamos paz, amor y felicidad, nada de esto es creado por nosotros, sino que es Dios mismo el creador de todo, quien tiene en su corazon la potestad y el deseo de concedernoslo.
miércoles, 18 de febrero de 2009
EN EL PRINCIPIO EXISTIA LA PALABRA Y LA PALABRA ESTABA CON DIOS Y LA PALABRA ERA DIOS
He tardado mucho tiempo en aprender, en ver las palabras de dios en todo lo me rodea. No es facil cuano tienes un corazon cerrado en si mismo, preocupado solo por lo que tiene dentro por lo que le pasa a él. Entonces no ves, ni escuchas, pues solo miras a tu inteior y solo escuchas tu propia voz. Y cuando estas abierto al mundo, a las personas, a escuchar a los que tienes cerca, a ver los signos de Dios en muchos momentos de tu vida, entonces le ves a él. Cerca de ti, hablandote en todo momento, explicandote como es tu realidad, la realidad del mundo y la realidad de Dios, que al final no deja de ser la realidad de Todo. Pues yo mismo, como todos nosotros, somos parte de la realidad de Dios.
Cuanto hecho de menos las palabras, las que privienen de Dios, las que me hablan en el corazon.
ResponderEliminarCuando aprecio la palabra, y como la hecho de menos cuando no esta conmigo!
Si supieses como penetra en el corazón, como te ilumina, como te abre a las cosas de Dios y como Dios se manifiesta a traves de ella.
!Amor profundamente la palabra de Dios!
He tardado mucho tiempo en aprender, en ver las palabras de dios en todo lo me rodea.
ResponderEliminarNo es facil cuano tienes un corazon cerrado en si mismo, preocupado solo por lo que tiene dentro por lo que le pasa a él.
Entonces no ves, ni escuchas, pues solo miras a tu inteior y solo escuchas tu propia voz.
Y cuando estas abierto al mundo, a las personas, a escuchar a los que tienes cerca, a ver los signos de Dios en muchos momentos de tu vida, entonces le ves a él. Cerca de ti, hablandote en todo momento, explicandote como es tu realidad, la realidad del mundo y la realidad de Dios, que al final no deja de ser la realidad de Todo. Pues yo mismo, como todos nosotros, somos parte de la realidad de Dios.