El miedo a lo desconocido
El lazo que a atrapa a la voluntad, que atenaza nuestro corazón
Adictos a lo que tenemos, miedosos de lo nuevo, nos quedamos donde estamos aunque estemos cansados, agotados, visto que todo sigue igual, que nuestro corazón sigue ahora en el mismo lugar en el que estaba, absorbidos por todo lo que hacemos, por las tareas que se vuelven rutinarias, y así poco a poco sin sentido, vamos quedándonos vacíos, pues lo que hacemos, lo que nos piden que hagamos cada vez necesita menos de nosotros mismos y mas de la rutina.
Así poco a poco, lo automático va ocupando el lugar de la ilusión, de la superación, de la satisfacción de dar, de encontrarse en frente de uno mismo con la reconfortante sensación de ser útil, de que lo que valemos, de que dentro de nosotros tenemos una perla valios, todo se hace porque si.
Siempre redescubriendnos a nosotros, siempre volver a encontrarnos, estar siempre en la sorpresa de uno mismo, cuando ve dentro de sí que todo lo que tiene es bueno, que realmente tiene valia.
Y devoran tu tiempo, eso que solo tienes tu, de lo poco que realmente te pertenece, porque ¿Cómo es la pertenencia de las cosas? ¿Cómo me pertenece la simple prenda de vestir que llevo puesta si dentro de poco ya no la tendre? O si la guardo sera por un recuerdo ya pasado, ya amarillo agujereado, solo recuerdo, pero nada vivo.
El tiempo, una del las pocas cosas que se nos ha dado y que tenemos, ese nos lo quitan las cosas que nos obligan a estar en ellas. Adictos a lo establecido, dependientes del propio vacío que no queremos cambiar por miedo a lo que ha de venir, por miedo a encontrarnos frente a algo que nos supere y nos haga aun mas conscientes nuestras debilidades.
Adictos al vacio, pero asi, con la rutina, muertos a lo nuevo, a lo que ha de venir, sin tomar el riesgo porque nos sentimos que no podremos con lo que ha de venir…
Miedo, Miedo, Miedo!
Como si nos salvase del riesgo, de lo que nos puede hacer daño, como todas las cosas, en exceso, nos paraliza por fuera y por dentro.
Miedosos adictos al vacio, que llenamos la vida con sensaciones intensas para asi sentir sin arriesgar, pero al fin y al cabo medio muertos, sin mucha vida que ofrecer, pues la vida esta hecha para hacer brotar lo que tenemos dentro, todo lo que realmente nos pertenece.
Vacíos porque no podemos sacar de nosotros mismos, y el que no saca no tiene porque no descubre. Como una casa llena de muebles cubiertos de tela y polvo, y al final sin uso, sin ser lo que realmente son, sin ofrecer aquello para lo que fueron hechos.
Miedo a vivir, miedo a estar peor y con ello asegurado el vacío. Cuanto menos, no deja de ser paradoja, protegerse de la vida para estar dentro, muertos en el vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario